22 de octubre de 2009

Mal escrito

Hace unos meses, escuché a Lanata decir que Horacio González escribía "mala prosa". Es una descalificación clásica, frecuente tanto en críticos literarios como en foristas de lo más desparejos.
"Fulano escribe mal".
Como los agravios racistas, define más a quien lo propala que al aludido.
Justo sobre el lenguaje y su cuidado, escribe hoy González.

2 de julio de 2009

La Nación sobre Honduras

Gracias a la Tribuna de Doctrina, podemos enterarnos de que:

1) El primer beneficiado por el golpe es el presidente derrocado:

2) Los golpistas son más inofensivos que un boy scout:


y 3) Se puede estar a favor de la paz, la democracia y de un golpe de estado que derrocó violentamente a un presidente elegido en las urnas:

29 de junio de 2009

Juventudes PRO



Anoche, al igual que cuando la victoria de Macri en la elección para jefe de Gobierno en 2007, algo impresionaba de la celebración en el búnker triunfador. En esta oportunidad, al menos, no habrá segunda vuelta, doble festejo. Frente al espanto de ratificar que la más astuta de las derechas nacionales capturaba otra vez la preferencia de los votantes de la ciudad de Buenos Aires, entre la marea de luces amarillas y la música cual cumpleaños de quince, ante la rabia por la reivindicación del linaje garca de los Pinedo y la sonrisa desapasionada de empleado fiel pa' lo que guste mandar de Rodríguez Larreta, había algo que se destacaba por sórdido, por desesperanzador, y eran las juventudes del PRO.
Uniformados, voluntariosos como todo militante, se los veía revolear las remeras. Así corresponde. Ganaron, la victoria les pertenece en su participación activa, tanto como en la identificación con el partido, en la que semejan una hinchada de fútbol que toma el lugar de su equipo: "somos campeones". Mucho deben haberle dado a sus candidatos, decenas de horas, kilómetros de caminata por lugares que probablemente juzgaron peligrosos, barrios precarios a los que no estaban acostumbrados. Poco y nada esperaban a cambio, que Gabriela confirmara su esperado primer puesto, que Francisco esta vez lograra la hazaña; si todo salía bien sólo querrían estar dentro de la fiesta y bailar, saltar, cantar, tal vez conseguir una buena foto con el teléfono para subir a Facebook.
Una vez confirmada la noticia de que se le había arrancado la provincia al peronismo, se los veía hacer la arenga mientras el equipo en pleno ocupaba el escenario sonriente, satisfecho. Jóvenes que vivaban a millonarios, como sucede en la mayoría de los grandes conciertos de rock, sólo que en este caso los únicos que llenan con "artista" el rubro de su ocupación son los imitadores de la troupe de Tinelli ("¡los sacan igual!").
¿Quiénes son estos jóvenes, los que sostienen la algarabía de los festejos de una nueva fuerza política, cimentada en la exitosa imagen de un heredero de la patria contratista y ahora reforzada por otro que echó a su propio hermano de la empresa familiar? Sus líderes machacan con la desideologización de la política, narcotizada por la fantasía de la gestión efectiva y ellos deben creerles, se supone. Jóvenes sin ideología, es decir sin sueños, probablemente sólo con principios que sus referentes, lo sabrán tarde o temprano, no honrarán jamás.
¿Se sentirán militantes o se sentirán empleados eficaces? La parafernalia del PRO es la de una gran empresa, moderna, en la que los eufemismos reemplazan las categorías que las atraviesan, casi infantilmente, como cuando llaman a sus adversarios de turno representantes de "la mala política". La fuerza de la juventud radica en su ardoroso deseo de dejar de ser niñez, sin embargo los jóvenes de amarillo a sus rivales les dicen: ustedes son "malos".
Sus candidatos no los cautivaron con oratorias encendidas, no apelaron a sus pasiones, no tocaron ninguna cuerda romántica. Apenas pueden, Mauricio, Francisco, Gabriela, balbucear dos oraciones seguidas, guturantes y arrastrando las eses, hiperguionados en cada aparición pública. No hay romance posible en esas ideas, en la ideología de la desideología, no hay una conexión con nada que no sea la identificación con esos ejemplos del éxito individual. Tan sólo, entonces, el convencimiento de que "nosotros somos los buenos", porque no robamos, porque estamos bien alimentados, bien vestidos, bien educados, porque no necesitamos de la escuela pública, ni del hospital, ni jamás iremos a un acto como las hordas de pobres a las que los malos políticos llevan de acá para allá tras el humo de un chori. Nosotros dejaremos a los pobres pobres de una vez en sus barrios, donde pertenecen, mientras los mejores de los buenos manejamos el país.
Sin dudas, el secreto mejor guardado del PRO es el método de cooptación de sus militantes (a los que, filas adentro, deben llamar de algún modo más acorde a la buena política que el cronista desconoce), la forma en que consiguen el empuje desinteresado de un grupo de jóvenes sin apelar jamás a rebelarse contra la injusticia, la desigualdad -o sea, la pobreza, el hambre- y sin tampoco promoverla abiertamente, como sí hacen los neofascistas, muy atractivos para otras juventudes mentalmente débiles.
Reclutados en la perezosa academia privada y atraídos, tal vez, por la amenaza periodística de la "inseguridad", por la permanente asociación sospechosa entre Estado y corrupción, por una idea de lo público como servicio, de los derechos sociales empatados con los del consumidor y de los derechos humanos sólo-para-los-delincuentes, al abrazar las causas que les dicta la tele adoptan la conducta de un anciano, cuyo discurso es el del noticiero y su voz la del conductor.
Así, niños o viejos, los militantes veintiañeros del PRO renuncian al romanticismo, al calor que sólo una injusticia puede encender en el espíritu. Renuncian a ser jóvenes.

El punto de vista crea el objeto

Entonces también...

y además...


30 de abril de 2009

2001, la K no es de Kubrick


2001, mayo, "Carrió no es el enemigo", me dijo una compañera mientras discutíamos el agitado devenir del panorama político nacional por esos días. 2001 es además el nombre del bar en el que estábamos esa tarde y donde solíamos juntarnos para preparar algún trabajo en grupo. 2001 de Lavalle, en esa esquina está el bar, a eso viene el nombre. "2001", dijo Néstor Kirchner más de siete años después, para describir el escenario que traería aparejado una derrota oficial en las legislativas de junio. 2001, 2009, similitudes y diferencias.

Como 1945, 1955, 1976 y 1983, "el 2001" pasó a la historia nacional gracias a un suceso extraordinario en la vida de las instituciones -en este caso la renuncia presidencial en mitad del mandato-, pero a su vez se instaló en el discurso como un conjunto de los más diversos significados, gracias a la violencia de la crisis neoliberal.
El comentario de mi amiga que abre este post captura un aspecto de aquél momento, la agresión del poder económico era brutal y caía sobre un sector cada vez mayor de la población, lo que provocaba en todos los que interpelaban la realidad con mirada crítica la primera de las medidas defensivas, identificar al enemigo. Y esto estaba bastante claro para bastante gente, el enemigo era el FMI, eran los bancos, los empresarios transnacionales, las privatizadas y, claro, la dirigencia política. Crucifijo y todo, a aquélla militante marxista todavía no le parecía que la mediática legisladora chaqueña fuera el enemigo, y pienso que tenía razón.
Sin embargo, la izquierda vernácula haría también otras interpretaciones, predictivamente ineficaces. Tras las manifestaciones urbanas y la represión asesina del 19 y 20 de diciembre, creyó adivinar en Argentina un clima prerrevolucionario. Supuso que las asambleas barriales porteñas podían configurar alguna alternativa sistémica, que la clase media compartiría por mucho tiempo la lucha y la metodología con los piqueteros, además de otros sofismas acuñados al calor de las gomas quemadas y de un diciembre con menos splits y más saqueos que los posteriores.
El mismo desconcierto operaba en los medios, arrastrada su base ideológica bajo los pies de millares de manifestantes de los sectores medios que, por primera vez en 25 años, a consecuencia de la confiscación de los depósitos, se volvían contra el poder financiero y los políticos que habían afianzado su preeminencia en desmedro del empleo y la industrialización. Los reclamos de intervención a un Estado quebrado y escuálido estaban a la orden del día, borraban a cacerolazos la biblia liberal que descansaría algunos años en los archivos periodísticos.
Escaseaban entonces los grises que hoy se reclaman al gobierno desde todos los puntos del arco opositor. Lo que en aquellos días (claro que urgentes) se exigía era cualquier cosa menos moderación, el subrepticio acceso a la conciencia de las masas en asamblea era, en realidad, la ideologización necesaria para dividir lo blanco de lo negro.
De eso se tratan los principios ideológicos, de trazar una línea que separe lo tolerable de lo inaceptable, sin falsa moral, pretensiones de honestidad o dogmatismos, pero sin escapar de que la política es conflicto y que en un conflicto es imposible defender los intereses de todas las partes, lo único sincero es elegir una y avisar cuál. Sin grises.
Hoy los medios tienen los mismos intereses que entonces, pero gozan del apoyo de la clase media urbana ideologizada en la negación de los conflictos mientras se resuelvan lo suficientemente a su favor. Por lo tanto, vehiculizan otro tipo de reclamos, en pos del diálogo, de que no todo sea blanco o negro...
Hoy Carrió es también el enemigo y creo que mi compañera coincidiría conmigo. Simplemente porque es una de las caras (la naranja) del sector minoritario y poderoso del conflicto por la participación en la economía nacional. El kirchenrismo aglutinó tanto actor político conservador en su contra que, aunque pierda las elecciones de junio, volver al 2001 parecería imposible, porque una expresión política que defendió desde 2003 los intereses de las mayorías trabajadoras se supone que encontrará en ellas su sustento defensivo popular.

7 de abril de 2009

Inseguridad


En medio del revuelo mediático que envolvió a Lomas del Mirador a principios de marzo, surgió un diálogo blogueril con Conurbano (ver el post anterior), en el que se mencionaba la presión de los medios comerciales en torno al delito, se comentaba la cobertura periodística de la marcha "contra la inseguridad" y se aclaraba sobre el grosor de la convocatoria y, especialmente, sobre el perfil de los convocantes.

Algunos días después de aquella sobreexposición infrecuente para el barrio, se hizo público el reclamo por la desaparición de Luciano Arruga, a quien se vio por última vez el 31 de enero y habría sido detenido -según un testigo, probablemente asesinado- en el destacamento de Lomas del Mirador, creado a instancias de Vecinos en Alerta (VALOMI) y ubicado como un fortín que los defendiera del villerío.
El nombre del titular de VALOMI, Gabriel Lombardo, aparece -en forma confusa- en la nota de Adriana Meyer en Página/12 como responsable en algún grado de la detención de Arruga, aunque nunca se aclara cuál habría sido la participación que él mismo niega, más alla de la mencionada influencia en la instalación del destacamento.
De lo que Lombardo es responsable, tal vez con orgullo, es de una campaña que lleva varios años, destinada a estigmatizar a los habitantes de las villas aledañas vía panfletos, reclamos a las autoridades y reuniones periódicas. Sin embargo, Luciano Arruga no vive en ninguno de estos asentamientos, ni siquiera vive en Lomas del Mirador, sino que eventualmente cartoneaba en la zona: una auténtica amenaza a la seguridad, persona no grata para un barrio que le pondría luego alfombra roja al falso ingeniero y a Constanza Guglielmi.
El reclamo de aparición inmediata de Luciano Arruga es nuestro reclamo.
Las circunstancias de su desaparición apuntan hacia un solo lugar. No está con su padre en Córdoba, no está en Bajo Flores.
No lo busquemos donde no está.



10 de marzo de 2009

La Loma o el Twin Peaks bonaerense


Dos asesinatos y una marcha de vecinos súper autoconvocados pusieron en tapa al barrio en que vivo y al falso ingeniero insufrible en la vereda de la casa de mis padres. Mientras le pedimos al gigante que vaya a despertar al agente Cooper y lo mande urgente para acá, leemos esta entrada en el excelente blog Conurbanos, en la que se asocia, aunque con cariño, la virulencia de algunas declaraciones de los manifestantes a la antigua presencia de locales de Rico y Seineldín en la zona, y hacemos el siguiente comentario:

Al autor:

Estoy muy de acuerdo con tu opinión sobre los medios, y agrego una modesta pregunta: utilizar ciertas tragedias particulares para instalar una "agenda" conveniente a las empresas de medios -desde lo comercial y desde lo político- y al mismo tiempo provocar en las personas un terror tan tremendo que ya es visible ¿no transforma en simples canallas a todos los que trabajan en esas empresas? ¿No lo empeora hacerlo todo desde un presunto pedestal inmaculado de moralidad e independencia, invictos de crítica alguna a su tarea?

Por otro lado más conurbanamente barroso, no creo que Lomas del Mirador (vivo y trabajo alli) sea el paraíso de fascistas que parece sugerir el último párrafo de tu post, supongo que aquí, como en tantos otros lugares, se ve la huella de décadas de información manipulada por las mismas manos.

LdM es una zona de trabajadores y pequeños comerciantes e industriales (pequeños como en el diccionario, no como en "pequeños productores"), inmigrantes o descendientes de la Europa más pobre y expulsados a mediados del siglo pasado por diversos motivos de la ciudad de Buenos Aires.

Esta localidad probablemente sea la capital nacional del calzado, el dicho popular reza que aquí "abrís cualquier puerta y te encontrás una fábrica de zapatos". Ninguna de ellas escapa a la categoría de PyME.

Las mayoría de las calles son poco transitadas, y las veredas suelen ser lugares de encuentro para los vecinos, a la vieja usanza. Y sí, mal que me pese como socio de Almirante, está repleto de hinchas de Chicago.

Sin embargo, más pesa la forma en que creció en el barrio, en los últimos años, la influencia de los autodenominados "Vecinos en Alerta de Lomas del Mirador" (VALOMI). La lucha principal de este grupo de personas es contra la presencia de las dos denominadas "villas miseria" de la localidad, la "Santos Vega" y "Las Antenas", a cuyos habitantes culpan de casi cualquier cosa mala que les pase. El año pasado consiguieron que se abriera una nueva dependencia, seccional, comisaría o como se llame, ubicada estratégicamente en un punto equidistante de ambos asentamientos.

La inauguración de la taquería ut supra nos transformó por unas horas en un paraje surreal: la nueva perla colorada del Conurbano festejaba que le fuese instalado -en el medio del barrio- un nuevo garito de mendigos armados, uniformados y sobrealimentados, reglamentariamente decorado con su propio cementerio de autos secuestrados.

¿Quién festejaba entonces? ¿Y quiénes engordaron la semana pasada la marcha “masiva” contra la “inseguridad”?

En la manifestación estaban los familiares de las víctimas, seguro, desgarrados de dolor, para ellos toda acción será tan necesaria como insuficiente para su ansia irreparable de justicia. Ellos no formaban parte de VALOMI y, sin el menor ánimo de ofensa, tal vez no hubiesen estado si otra hubiera sido la víctima.

Sí había unas doscientas o trescientas personas, que mejoraron en bastantes puntos el promedio de elegancia para un viernes a la tarde en San Martín y Mosconi, así como seguramente mejoraron el propio para estar a la altura de la visita: todos los canales de aire y de noticias, esos hermosos cronistas de porcelana que todos los días les cuentan por qué es que así ya no se puede vivir. Esos canallas.

23 de enero de 2009

Todos hartos

Viernes 23 de enero de 2008, 17.30.
Frente al edificio en el que vive el psicólogo Jorge Corsi, acusado de abuso de menores y liberado el día anterior a espera del juicio, se congregaron unas veinte personas que pretendían escrachar al "violador/enfermo/psicópata" y alertar sobre su posible fuga. Hasta allí llegó el Canal 26.


Los cronistas de exteriores en televisión suelen recibir el nombre de "movileros", término que -a la vez que denigrante- los libera de la responsabilidad que les cabe como periodistas. Este malentendido, de la familia del "como cualquier pelotudo tiene un blog, luego todo lo que se publique en blogs será una pelotudez", pretende instalar la idea de que el movilero es un desprevenido testigo de la "realidad", de la "noticia", un transmisor sin intención ni posibilidad de maniobra.

En el Barrio Norte porteño, varios de los manifestantes golpeaban cacerolas, otros instaban a los automovilistas que pasaban por allí a que hicieran sonar sus bocinas como apoyo, sin demasiado éxito. La cronista eligió comenzar la cobertura con el testimonio de una mujer de unos cincuenta años que, ubicada en la vereda de enfrente del edificio, sostenía una hoja impresa: "degenerado".

El periodista que transmite en vivo, además de un mandato laboral al que debe responder o pagar con su puesto, tiene sobre sus espaldas una tradición, un manual de estilo tácito forjado en los antecedentes del medio para el que cubre la noticia y en el trabajo de sus actuales compañeros. Además, es remotamente controlado por los conductores que se encuentran en los estudios, que a su vez son guiados por los productores que se encuentran detrás de cámara, que a su vez rinden cuentas frente al gerente de noticias, que a su vez...

Cronista: Buenas tardes, señora, para Canal 26, estamos en vivo, digame ¿usted es del barrio, conocía a Corsi?
Señora: Vivo a ocho cuadras, bueno, lo conocí hace algunos días, a través de los medios...

Todas estas condiciones, por poderosas y opresivas que sean, sólo pueden trasladarse al calor de la acción y encarnarse en la pregunta, en la descripción o en las conclusiones del movilero a través de la conquista de su conciencia. Es decir que el periodista, a la hora de actuar como tal, tiene la posibilidad de sortear las presiones si la tarea profesional lo requiere o... puede optar por hacerse el pelotudo.

Cronista: ...y ha venido aquí a protestar porque cree que Corsi puede profugarse...
Señora: Vengo a protestar por todo lo que nos pasa, porque lamentablemente los jueces dejan sueltos a los violadores, y este señor tiene contactos, y yo, personalmente, tengo la experiencia de haber presenciado diariamente actos de corrupción, así que tranquilamente este señor puede profugarse.

Cronista: Se corre el rumor de que Corsi estaría en una casa de veraneo en Pinamar, que no estaría aquí en su casa, ¿usted cree que podría no estar en su casa?
Señora (con cara de ser todavía más importante que la desproporción de la pregunta): Yo creo que Corsi debería estar en la cárcel, no en Miramar (sic) ni en ningún otro lado, seguramente va a usar su poder para salir del país.

(Durante un par de minutos más, la anónima vecina respondió algunas otras preguntas de la movilera y, audífono mediante, de dos conductores en estudio.)

El ejercicio periodístico profesional no es muy complicado, muchos muy exitosos de sus representantes en nuestro país sirven de ejemplo -a favor o en contra-, a grandes rasgos podría decirse que basta con chequear los datos con varias fuentes, evitar la opinión personal directa, asegurarse de no inventar nada de lo que se dice o publica e investigar sobre la probidad de quienes sean consultados para hacer citas de autoridad.
Ahora, si cuando alguien dice "no conozco a X sino a través de los medios y sólo hace algunos días", el periodista va y le hace veinticinco preguntas sobre cómo y por qué X es muy peligroso para la sociedad y después lo comunica con estudios centrales (¿hay otros a los costados?), desde donde le preguntan cuán posible es que X se dé raudamente a la fuga internacional, ahí, entonces, se presenta un problema.
Más que un problema, una sensación de impotencia ante este modus operandi, porque así se informa a diario desde los canales de noticias y cada vez más desde los diarios y por supuesto desde las radios y... que venga ya mismo un movilero, que estamos desesperados: ¡queremos respuestas! ¡la gente está harta!

22 de enero de 2009

Primero como farsa, después como farsa



Ejercicio para el lector:
1) Encuentre los términos cuyo copyright pertenece a la opinión pública o bien sean sarcásticos.
2) Ubique las comillas correspondientes.

Ahora que recrudece el conflicto del campo, el consumidor de medios inevitablemente experimenta cierta zozobra. Es que la contienda del año pasado entre el gobierno y el sector agropecuario provocó una crisis muy prolongada, en la que la violencia discursiva y material escaló hasta el punto de romper el acuerdo entre la presidenta y su vice. Por lo tanto, en cada nueva bravata de los gauchócratas, sobrevuela el temor de qué pasará si los simpatiquísimos gringos (camera loves you) una vez más deciden poner sus chatas perpendiculares al camino.
A nivel cotidiano, se teme que vuelvan a escasear, y por ende a aumentar de precio, ciertos alimentos, o que el tránsito por las rutas -difícil de por sí- se haga imposible. En el terreno de las preocupaciones institucionales, la principal es cómo saldrá parado el gobierno del desgaste que el capital agrofinanciero y el resto de la oposición política (medios incluídos) pretende inflingirle.
Durante la versión original del conflicto, farsa patriótica disfrazada, también se provocaron algunos incidentes, entre bizarros y lamentables, que hacían suponer que en algún momento se daría algún tipo de enfrentamiento entre quienes manifestaban a favor de una y otra postura.
Sin embargo, nada demasiado grave pasó, ni siquiera ante la provocación de los sucios, feos y malos choferes sindicalizados, ni en ninguna de las marchas y contramarchas o actos y contraactos.
Ahora, que la-situación-del-campo-es-de-ses-pe-ran-te y se viene la farsa de la subsistencia, justo ahora que tiene lugar este accidente y que el representante de los pequeños productores -aliado con los grandes actores del pujante campo argentino- realiza con buen tino y generosamente esta advertencia, ahora mismo al cronista lo asalta una duda.
Se pregunta en qué grado ya se parece la oposición argentina a la boliviana, que quiso dividir a los tiros la república en Bolivia Rica y Bolivia Pobre, o a la venezolana, que disparó contra sus propios simpatizantes para culpar al gobierno y dar un golpe de estado.
¿En cuánto se parece?