10 de marzo de 2009

La Loma o el Twin Peaks bonaerense


Dos asesinatos y una marcha de vecinos súper autoconvocados pusieron en tapa al barrio en que vivo y al falso ingeniero insufrible en la vereda de la casa de mis padres. Mientras le pedimos al gigante que vaya a despertar al agente Cooper y lo mande urgente para acá, leemos esta entrada en el excelente blog Conurbanos, en la que se asocia, aunque con cariño, la virulencia de algunas declaraciones de los manifestantes a la antigua presencia de locales de Rico y Seineldín en la zona, y hacemos el siguiente comentario:

Al autor:

Estoy muy de acuerdo con tu opinión sobre los medios, y agrego una modesta pregunta: utilizar ciertas tragedias particulares para instalar una "agenda" conveniente a las empresas de medios -desde lo comercial y desde lo político- y al mismo tiempo provocar en las personas un terror tan tremendo que ya es visible ¿no transforma en simples canallas a todos los que trabajan en esas empresas? ¿No lo empeora hacerlo todo desde un presunto pedestal inmaculado de moralidad e independencia, invictos de crítica alguna a su tarea?

Por otro lado más conurbanamente barroso, no creo que Lomas del Mirador (vivo y trabajo alli) sea el paraíso de fascistas que parece sugerir el último párrafo de tu post, supongo que aquí, como en tantos otros lugares, se ve la huella de décadas de información manipulada por las mismas manos.

LdM es una zona de trabajadores y pequeños comerciantes e industriales (pequeños como en el diccionario, no como en "pequeños productores"), inmigrantes o descendientes de la Europa más pobre y expulsados a mediados del siglo pasado por diversos motivos de la ciudad de Buenos Aires.

Esta localidad probablemente sea la capital nacional del calzado, el dicho popular reza que aquí "abrís cualquier puerta y te encontrás una fábrica de zapatos". Ninguna de ellas escapa a la categoría de PyME.

Las mayoría de las calles son poco transitadas, y las veredas suelen ser lugares de encuentro para los vecinos, a la vieja usanza. Y sí, mal que me pese como socio de Almirante, está repleto de hinchas de Chicago.

Sin embargo, más pesa la forma en que creció en el barrio, en los últimos años, la influencia de los autodenominados "Vecinos en Alerta de Lomas del Mirador" (VALOMI). La lucha principal de este grupo de personas es contra la presencia de las dos denominadas "villas miseria" de la localidad, la "Santos Vega" y "Las Antenas", a cuyos habitantes culpan de casi cualquier cosa mala que les pase. El año pasado consiguieron que se abriera una nueva dependencia, seccional, comisaría o como se llame, ubicada estratégicamente en un punto equidistante de ambos asentamientos.

La inauguración de la taquería ut supra nos transformó por unas horas en un paraje surreal: la nueva perla colorada del Conurbano festejaba que le fuese instalado -en el medio del barrio- un nuevo garito de mendigos armados, uniformados y sobrealimentados, reglamentariamente decorado con su propio cementerio de autos secuestrados.

¿Quién festejaba entonces? ¿Y quiénes engordaron la semana pasada la marcha “masiva” contra la “inseguridad”?

En la manifestación estaban los familiares de las víctimas, seguro, desgarrados de dolor, para ellos toda acción será tan necesaria como insuficiente para su ansia irreparable de justicia. Ellos no formaban parte de VALOMI y, sin el menor ánimo de ofensa, tal vez no hubiesen estado si otra hubiera sido la víctima.

Sí había unas doscientas o trescientas personas, que mejoraron en bastantes puntos el promedio de elegancia para un viernes a la tarde en San Martín y Mosconi, así como seguramente mejoraron el propio para estar a la altura de la visita: todos los canales de aire y de noticias, esos hermosos cronistas de porcelana que todos los días les cuentan por qué es que así ya no se puede vivir. Esos canallas.